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Viernes, 22 de noviembre de 2024

El 4% de la población adulta sufre reacciones sistémicas a la picadura de abeja y avispa

Se trata de reacciones alérgicas que se producen fuera de la zona de la picadura

La mayoría de los problemas de este tipo suceden durante el verano

La mayor parte de las reacciones alérgicas a la picadura de abejas y avispas suceden en verano, aunque también pueden presentarse en primavera y otoño, mientras que resultan poco frecuentes en invierno. Durante la picadura, abejas y avispas inyectan una mezcla de substancias, muchas de ellas de origen proteico. Un reducido número de individuos experimenta síntomas típicos de las reacciones alérgicas, fuera de la zona de la picadura, constituyendo lo que se denomina reacciones sistémicas. Estas reacciones ocurren en el 0,4-0,8% de los niños y pueden llegar a afectar hasta el 4% de los adultos que sufren la picadura de este tipo de insectos.

El 4% de la población adulta sufre reacciones sistémicas a la picadura de abeja y avispa

El 4% de la población adulta sufre reacciones sistémicas a la picadura de abeja y avispa

Las manifestaciones que perciben estos pacientes son desde una erupción de tipo urticarial con intenso picor hasta mareo, sensación de cansancio intensa, dolor cólico abdominal o sensación de ocupación en la garganta con cambios en el tono de voz, incluso con sensación de ahogo intensa, pérdida de conocimiento, vómitos repetidos, taquicardia grave, que pueden amenazar, en el caso más desafortunado, la vida del paciente (la mortalidad por estas reacciones es del 0,08 por millón de habitantes al año).

Sin embargo, en la mayoría de los casos, las picaduras presentan una hinchazón de tamaño variable en la zona de la picadura, que no suele rebasar los 10 cm. de diámetro, con ligero picor y dolor local. Algunas personas (entre el 3 y el 15% de la población) pueden experimentar una reacción local más intensa, que incluso puede abarcar a toda una extremidad en los casos más llamativos, pero que no supone una amenaza para la vida, si bien resulta muy molesta.

Importancia de un diagnóstico rápido

Como explica el jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Carlos Colás, ¿la relación causa-efecto suele ser evidente en la mayoría de los casos y casi siempre es el propio paciente el que advierte la asociación entre la picadura y la reacción alérgica, ya que suele aparecer antes de que hayan transcurrido 30 minutos después de la picadura¿.

En su opinión, las reacciones sistémicas (aquellas que producen síntomas en zonas alejadas de la picadura) pueden ser de distinta gravedad y todas ellas deben ser estudiadas por el alergólogo. Se precisa realizar pruebas cutáneas para alcanzar el diagnóstico definitivo y la identificación de la especie responsable del cuadro alérgico.

Una vez dado este paso, se plantea en prácticamente todos los casos, la aplicación de una vacuna a base del propio veneno del insecto responsable, que consigue una curación en más del 95% de los casos. Es decir, cuando los efectos de esta inmunoterapia específica se instauran, la casi totalidad de los pacientes consiguen tolerar nuevas picaduras del himenóptero causante de las reacciones previas, sin apenas notar ningún síntoma. Esta vacuna permite su aplicación a pacientes de más de 55 años, incluso aunque tengan problemas cardiovasculares previos, y no tiene las limitaciones empleadas para el tratamiento de la rinitis o el asma.

En definitiva, según Carlos Colás, ¿es muy importante que los médicos de Atención Primaria y de los servicios de Urgencias estén atentos a este problema, ya que son los primeros que atienden estos casos, para identificarlo precozmente y derivarlo de forma preferente a los servicios de Alergología cuando exista una sospecha fundada, para el adecuado diagnóstico y tratamiento, pudiendo evitar así consecuencias más graves¿.

Medidas para evitar las picaduras

Hasta que se establece el diagnóstico definitivo en estos pacientes con sospecha clínica fundada y se instaura el tratamiento apropiado con la vacuna, se debe evitar las actitudes que supongan un incremento en el riesgo de picadura de abejas y avispas. Conviene tener las ventanillas cerradas al viajar en coche y evitar las zonas donde haya colmenas o proliferen las avispas. Estas últimas resultan especialmente numerosas en zonas de huertas y jardines, con abundante agua, y también donde se almacenan basuras. Se aconseja evitar prendas de vestir con colores vivos y el uso de perfumes intensos.

La inyección de adrenalina, preferentemente por vía intramuscular, es el mejor antídoto conocido contra estas reacciones. Cuanto antes se administra, más eficaz resulta, hasta tal punto que el jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa recomienda a los pacientes que se la administren de forma inmediata después de haber notado la picadura sospechas, antes incluso de que lleguen a aparecer los síntomas.

Las picaduras de otros insectos (mosquitos, pulgas, tábanos, etc), siendo mucho más frecuentes, en escasas ocasiones producen reacciones alérgicas de este tipo, siendo en la práctica totalidad de los casos, reacciones locales de distinta envergadura y con manifestaciones que pueden llegar a ser muy molestas (como las reacciones en las que se producen ampollas), pero que no suponen amenaza vital.

** Se adjuntan cortes de voz del jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Carlos Colás.