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Miércoles, 24 de abril de 2024

Mujer

María Goikoetxea incide en la importancia de “la recuperación de la memoria de las mujeres” en una exposición sobre la caza de brujas

La directora del IAM participa en la inauguración en Zaragoza de la exposición ‘Brujas’, de la oscense Judith Prat

María Goikoetxea, en la presentación de la exposición 'Brujas', de Judith Prat, en el Centro de Historias de Zaragoza
María Goikoetxea, en la presentación de la exposición 'Brujas', de Judith Prat, en el Centro de Historias de Zaragoza

La fotógrafa oscense Judith Prat ha inaugurado este martes en el Centro de Historias de Zaragoza la exposición ‘Brujas’, que ha contado con la colaboración del Gobierno de Aragón a través del Instituto Aragonés de la Mujer. En el acto ha estado presente su directora, María Goikoetxea, quien ha destacado la importancia de “trabajar para romper los estereotipos de género y que las mujeres puedan vivir libremente, sin miedo”.

La exposición, que está en el Centro de Historias hasta el próximo 4 de junio, construye través de 67 imágenes un mapa visual evocador de los hechos y los lugares claves de la caza de brujas en los Pirineos, identificando símbolos, tradiciones y estigmas con el objetivo de destruir viejos estereotipos y dignificar la memoria de ellas.

Promovida por el Gobierno de Aragón y por el Ayuntamiento de Zaragoza, la muestra está comisariada por Chema Conesa y tiene textos de la propia Judith Prat. La autora despliega una mirada personal, provocando un encuentro entre el pasado y el presente y haciendo que surja la pregunta de quiénes serían las brujas hoy en día. Agricultoras, artesanas, escritoras, investigadoras, médicas o herreras toman el protagonismo de esta exposición para recuperar la memoria de aquellas y defendernos como sociedad de nuevas formas de misoginia y violencia que siguen apareciendo.

La directora del IAM ha admitido que, cuando la fotógrafa oscense presentó el proyecto en el organismo autónomo, no hubo “la más mínima duda en colaborar y ser copartícipes” desde el Ejecutivo autonómico. “En el IAM tenemos una línea de recuperación de la memoria de las mujeres y nos parecía muy importante que alguien como Judith nos contase, a través de la fotografía, esta historia sobre mujeres que tuvieron que vivir con ese estigma”.

La exposición abre también los actos del IAM por el 8-M. “Qué mejor forma que empezar con este homenaje a la mujer, a quienes fueron tachadas de brujas, tantas de ellas en nuestra tierra”, ha manifestado María Goikoetxea, que ha resaltado la “importancia de trabajar para romper los estereotipos de género y que las mujeres puedan vivir libremente, siendo quienes son, sin miedo”.

“El gran feminicidio”

Por su parte, la autora ha querido incidir en “el gran feminicidio que se produjo” con la caza de brujas. “Todas las mujeres eran potenciales brujas, se produjeron miles de ajusticiamientos en Europa y cientos en España”, ha evidenciado.

Este es uno de los episodios más crueles de la historia de la humanidad. Entre los siglos XV y XVIII, en pleno Renacimiento, en Europa se sentaron las bases sociales y jurídicas para legitimar miles de ajusticiamientos en la hoguera o en la horca.

Algunos de los hechos más relevantes tuvieron lugar precisamente en los Pirineos, donde los delitos de brujería fueron perseguidos por las tres justicias: la ordinaria, la inquisitorial y la episcopal. En Cataluña se registró el mayor número de víctimas y se promulgó la primera ley local conocida en Europa, que recoge el delito de brujería, lo persigue y lo condena.

Aragón fue el segundo territorio español en número de asesinatos de mujeres; Villanúa y Laspaules son lugares especialmente significativos en la historia de la brujería pues se trata de las poblaciones con mayor número de mujeres ajusticiadas.

En menor medida, también en Navarra, mujeres del Roncal, del Baztán o del Salazar fueron asesinadas por brujería. En Francia, el Tribunal de Burdeos, convencido de que las mujeres del País Vasco Francés hacían pactos con el diablo, impulsó una caza de brujas que resultó especialmente sangrienta en el siglo XVII.

Durante siglos el mundo del arte ha reproducido el discurso de los perseguidores y ha representado a estas mujeres como viejas, feas y malvadas. Mientras la mujer real, la señalada, condenada y finalmente asesinada, queda eliminada de la historia o es ridiculizada. Consciente de que no eran brujas, sino solo mujeres, Judith Prat pretende con este trabajo fotográfico contribuir a rescatar su memoria y contar la verdadera historia, para reconstruir un imaginario común que las respete y las repare como víctima.