title.site title.site

Viernes, 22 de noviembre de 2024

Patrimonio Cultural

El Consejo de Gobierno da el visto bueno a una declaración institucional en apoyo de la conservación del patrimonio del Monasterio de las Canonesas

El Departamento de Educación ultima la constitución de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro

El Gobierno de Aragón ha ratificado, a través de una declaración institucional aprobada en Consejo de Gobierno, el compromiso adquirido para impulsar los trámites oportunos para su participación, en concurrencia con las instituciones eclesiásticas y administraciones públicas que deseen unirse, en la creación de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro.

El Departamento de Educación, Cultura y Deporte está ultimando la constitución de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro, que ayudará a conservar el rico patrimonio del recinto, perfectamente integrado en la vida del barrio en el que se ubica, y en la que participarían –además de las propias Canonesas– el Gobierno de Aragón, el Arzobispado y el Ayuntamiento de Zaragoza.

De hecho, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte –además de contar con la partida económica necesaria– tiene prácticamente cerrados los estatutos que regularán el Patronato y funcionamiento de la futura Fundación, a expensas de que el Ayuntamiento de Zaragoza resuelva su incorporación a la misma.

Monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza

El Monasterio de la Resurrección de Zaragoza pertenece a la Real Orden de Canonesas Regulares del Santo Sepulcro y fue declarado Monumento Histórico Artístico (hoy Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento) en 1893.

Este cenobio fue fundado en 1300 por doña Marquesa Gil de Rada y construido junto a la muralla romana de Zaragoza a lo largo del siglo XIV gracias al mecenazgo de fray Martín de Alpartir, canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud y tesorero del arzobispo de Zaragoza. Actualmente, una pequeña pero activa comunidad religiosa mantiene vivo el monasterio.

Aunque el conjunto experimentó algunas reformas, principalmente en los siglos XVI y XIX, constituye un magnífico ejemplo de arquitectura mudéjar que cuenta con un gran claustro de planta rectangular y dos alturas, en torno al cual se disponen una serie de dependencias destacadas como la capilla conventual, la sala capitular, el refectorio o el dormitorio, junto a otras más modestas destinadas a cubrir las necesidades diarias de la comunidad como las bodegas o la cocina, espacios que junto a un tramo de la muralla se han recuperado recientemente y se pueden visitar.

En la sala correspondiente a los antiguos dormitorios se custodian actualmente numerosos bienes muebles, entre los que destaca el magnífico retablo dedicado a los santos Julián y Lucía.