César Trillo Guardia, reconocido con el Premio Aragón 2024
Lo justifican en su “enorme compromiso” con el mundo rural aragonés y también su “reconocida trayectoria profesional”, además su “enérgica” defensa de la unidad de cuenca como la “mejor herramienta” para la gestión integrada de los regadíos
El Premio Aragón 2024 recaerá en César Trillo Guardia, en virtud de su “enorme compromiso” con el mundo rural aragonés y también su “reconocida trayectoria profesional”, en la que ha ostentado puestos tan relevantes como presidente de la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, la Federación Nacional de Comunidades de Regantes, la vicepresidencia de la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Ebro y su pertenencia al Consejo Nacional del Agua.
“Durante toda su carrera ha defendido enérgicamente la unidad de cuenca como la mejor herramienta para la gestión integrada de los regadíos y como instrumento para la gestión de los ríos españoles, por encima de límites geográficos, políticos y territoriales; promoviendo la redacción de un Plan Nacional de Regadíos Sostenibles”, ha destacado el acuerdo del Consejo de Gobierno.
Nacido en Tamarite de Litera en 1946, es empresario agrícola en una explotación agroganadera de carácter familiar.
Durante su extensa trayectoria profesional, ha sido presidente de Riegos del Alto Aragón durante 27 años (1995-2022), en los que ejerció previamente como vocal y tesorero. En la actualidad es presidente de la Federación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Ebro desde 2006, vicepresidente segundo de la Confederación Hidrográfica del Ebro en representación de los usuarios (2003-actualidad) y miembro del Consejo del Agua de la Demarcación del Ebro y del Consejo Nacional del Agua. También forma parte de la Junta de Gobierno y Comisión Permanente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España y fue impulsor de Irrigants d’Europe Lobby de Riego en Europa, en el que participa de forma activa.
En todos estos años ha participado en el Pacto del Agua de Aragón de 1992 y en sus revisiones posteriores, en la defensa de la unidad de demarcación y la gestión integrada de la demarcación del Ebro, en el impulso de la regulación hidrológica de los ríos y la finalización de las obras de Riegos del Alto Aragón. También es un definido impulsor de la modernización de regadíos y generador de debate y diálogo en torno al agua.