Universidad
La nueva Facultad de Filosofía y Letras avanza cumpliendo criterios de sostenibilidad, bienestar y accesibilidad
Las obras, con una inversión de 24,3 millones, comenzaron en 2019 y su inauguración está prevista para el curso académico 2022-2023
“Estamos saldando una deuda histórica en el marco del firme compromiso del Gobierno con la universidad pública”, destaca la consejera Díaz
La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz; y el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, han encabezado hoy una visita de obras a la nueva Facultad de Filosofía y Letras. Los trabajos, en los que se están invirtiendo 24,3 millones de euros a través del contrato programa entre el Gobierno de Aragón y la institución académica, avanzan a buen ritmo con la vista puesta en su inauguración en el curso 2022-2023. Se trata de un proyecto complejo, ya que comprende tres grandes intervenciones: por un lado, la rehabilitación del edificio de Filosofía y Letras, que data de los años 30 y está catalogado como histórico; por otro, la demolición de Filología y su sustitución por un inmueble de nueva construcción eficiente energética y medioambientalmente; y por último, la urbanización del entorno. Según han podido comprobar las autoridades en la visita, los trabajos que se están llevando a cabo cumplen criterios de sostenibilidad, accesibilidad, confort, bienestar e innovación. A su vez, se mantienen los principios que inspiraron la creación de la Ciudad Universitaria de Aragón en los años treinta del pasado siglo y la necesidad de devolver su esplendor a antiguos elementos, como el mural de cerámica por donde se entraba al edificio noble. Los dos edificios interconectados albergarán los estudios de Filosofía y Letras. En esos espacios se desarrollarán 10 titulaciones de grado, 11 másteres y 2 estudios propios, estudiarán 2.500 alumnos de grado y 150 alumnos de máster, impartirán docencia e investigarán más de 460 profesores y becarios y más de 60 personas de administración y servicios. El proyecto constructivo tiene muy presentes dos aspectos. El primero es representar la esencia universitaria y el segundo, que el propio edificio sirva de banco de pruebas, de laboratorio de investigación en la edificación. Hay que recordar que una de las señas del edificio es la apuesta por el consumo energético casi nulo y por la optimización de recursos naturales. En este sentido, el proyecto presenta unas instalaciones de aprovechamiento geotérmico para atemperar la entrada del aire para una ventilación eficaz en el actual y nuevo contexto sanitario. En concreto, consiste en hacer pasar un caudal de aire del exterior a través de unos tubos enterrados en los que el aire de entrada intercambia calor con el terreno antes de introducirlo en el edificio. A partir de dos metros de profundidad la temperatura del terreno empieza a ser muy estable a lo largo del año. Se trata de atemperar el aire de entrada enfriándose en verano y calentándose en invierno de forma natural. Para conseguir una calificación energética de edificio de energía casi nula (EECN) en el edificio departamental, se ha cuidado la envolvente del edificio gracias al espesor y calidad del aislamiento. Los atrios centrales que dan vida al edificio están coronados por cubiertas con acristalamiento removible en función de las características climatológicas refrescando o calentando el ambiente según las necesidades. Una doble piel acristalada rodea el edificio permitiendo que la conducción de un flujo de aire en su interior, gobernando digitalmente su regulación mediante el correspondiente algoritmo, atempere la fachada interior. En el edificio de Borobio y Beltrán, las carpinterías exteriores y un vidrio de extraordinarias prestaciones proporcionan unos destacados valores de sostenibilidad térmica. La producción de frío y calor se realiza con un sistema muy eficiente, y la instalación de paneles fotovoltaicos permitirán generar 60.000 kWh de energía limpia y ahorros superiores a los 10.000€ anuales en la factura eléctrica. La intervención en los edificios, además de ser sostenible, busca que los usuarios se sientan confortablemente en ellos. Persigue una buena usabilidad, ser un edificio amable, y para conseguirlo hay un tratamiento especial de ciertos espacios que se destinan a la relación interpersonal y con presencia de vegetación. Acreditación BREEAM
La consejera Diaz subraya que con la reforma se salda una deuda pendiente con la Universidad